Industria del salmón: Progresos y desafíos en materia medioambiental

El pasado 5 de junio se celebró el Día Mundial del Medio Ambiente, fecha promovida por la Organización de las Naciones Unidas para fomentar la acción ambiental y concientizar al mundo sobre la necesidad de avanzar en la protección del planeta.

De no ser por la pandemia del Covid-19, probablemente este día habría tenido mucho más visibilidad o habría convocado a actividades más participativas. No obstante, a pesar de la emergencia sanitaria que se ha extendido por todo el globo, el mundo público y privado sigue abogando y trabajando para que se pueda prosperar en este camino.

De hecho, la misma ONU ha declarado que este año 2020 –en que se celebra el concepto de “biodiversidad”– hechos como los incendios forestales sin precedentes en Brasil, California y Australia, la invasión de langostas en el Cuerno de África, y ahora la pandemia de Covid-19, demuestran “la relación inextricable entre los humanos y las redes de la vida en las que vivimos”.

La industria chilena del salmón no se encuentra ajena a este llamado mundial por avanzar en sostenibilidad y medio ambiente. Desde hace un par de años, el sector ha estado trabajando e implementando sólidas estrategias que le permitan tener un mejor desempeño, tratando de alinearse con las directrices y tendencias más relevantes a nivel internacional. Por ejemplo, Salmones Camanchaca informó el año pasado su voluntad de caminar hacia una producción carbono neutral, senda en la actual se sigue trabajando activamente.

Mowi Chile, en tanto, lanzó este año, en la región de Aysén, su nueva estrategia de sustentabilidad denominada “Liderando la Revolución Azul”, mientras que Ventisqueros ha incorporado en sus oficinas una campaña interna llamada “Orgullo de Cuidar el Planeta”, entre otras acciones medioambientales. Estos son solo algunos ejemplos. Asimismo, hoy gran parte de las empresas del sector publica anualmente Reportes de Sustentabilidad, y se ha avanzado considerablemente en la adopción de certificaciones internacionales que han obligado a incorporar altos estándares en diversos ámbitos.

La jefa del Área Ambiente del Instituto Tecnológico del Salmón (Intesal) de la Asociación de la Industria del Salmón de Chile A.G. (SalmonChile), Ximena Rojas, comenta que “se han realizado enormes esfuerzos por mejorar nuestros procesos, ejecutando diferentes estrategias con el objeto de disminuir nuestras externalidades ambientales. Esto ha sido posible gracias a la innovación y a la tecnología que ha desarrollado la industria junto a sus proveedores”. En concreto, los temas ambientales que han tomado la agenda del mencionado gremio y la industria en general en los últimos años tienen que ver con fondos marinos, residuos sólidos, escapes, interacción con mamíferos marinos y descargas al ambiente.

En materia de residuos sólidos, durante los dos últimos años se han retirado y dispuesto más de 500 toneladas de plásticos, plumavit, fierros y residuos domiciliarios que se habían acumulado en playas, islas y fiordos ubicados en las regiones de Los Lagos y Aysén. “Esto es algo que se ha trabajado seriamente con un enfoque sistémico: educando ambientalmente a nuestros colaboradores y vecinos; promoviendo el reciclaje y la reutilización; prefiriendo a proveedores que comercializan productos reciclados; y asociándonos con diferentes organizaciones para avanzar conjuntamente en la búsqueda de soluciones creativas y que fomenten la economía circular”, dice Ximena Rojas.

Respecto de los fondos marinos, desde el 2002, con la firma del primer Acuerdo de Producción Limpia de la industria, se implementó en el 100% de los centros tecnología de punta que disminuyó la pérdida de alimento. Desde entonces, esto ha sido un eje central y objeto de constante investigación y desarrollo. Por otro lado, se ha estado buscando nuevas tecnologías que permitan mantener buenas condiciones de oxigenación en los fondos y con ello disminuir aún más los efectos. En este sentido, la robótica submarina ha permitido que se puedan realizar limpiezas de áreas circundantes a los centros a mayores profundidades.

Desde Intesal destacan también que en 2018 la industria certificó internacionalmente el 84% de la biomasa, lo que significa que más de 710.000 toneladas de salmón chileno fueron producidas con metodologías que reducen el impacto ambiental y social, y que promueven buenas prácticas.

Respecto de la producción de agua dulce en tierra, hoy el 100% de las pisciculturas cuenta con sistemas de tratamiento de residuos líquidos y  más de un 25% de ellas cuentan con modelos de recirculación de agua, lo que les permite reutilizar el agua mediante la aplicación de modernos sistemas de tratamientos.

“También hay que mencionar lo que hemos logrado respecto del uso de proteínas vegetales como una nueva forma de alimentar a los salmones que es más amigable con el medioambiente y donde la agricultura ha jugado un importante rol. Gracias a la innovación agrícola en la zona de La Araucanía, la salmonicultura ha logrado pasar de un 80% de presencia de subproductos de pescado en los alimentos, a un 12%, incorporando granos y otros elementos de proteínas vegetales en la alimentación”, dice la representante de Intesal.

En términos de protección de la biodiversidad, la industria nacional ha estado apoyado investigaciones, realizado estudios propios y levantado información respecto de cómo disminuir la interacción con la fauna marina en particular. De este trabajo, que ha sido de largo plazo, ya se tienen algunos resultados concretos.

Desde el Consejo del Salmón de Chile –gremio que nació este año y que está formado por Cermaq, Mowi, AquaChile y Salmones Aysén– destacan que sus socios tienen el convencimiento de que se debe producir cumpliendo con los más altos estándares ambientales; desde luego, cumpliendo con lo que impone la legislación y abordando parámetros aún más exigentes, a la par con los otros mercados productores mundiales. “La salmonicultura a nivel mundial es una de las industrias alimentarias con mayor cuidado del medio ambiente y sustentabilidad, con baja huella de carbono en comparación con otros productos alimentarios y una alta eficiencia energética, factores que son clave para la labor de nuestros socios”, expresan desde la asociación.

Agregan que “nuestras metas son seguir avanzando en la sustentabilidad de la industria en todos los ámbitos, fomentando una industria responsable y competitiva que continúe en el camino de la sustentabilidad social, ambiental y económica”. Precisan que las empresas del Consejo del Salmón ya han avanzado formando alianzas con las comunidades locales y organizaciones medioambientales para proteger y conservar los recursos del planeta, desarrollando políticas de reducción en el uso de antibióticos, monitoreando la biodiversidad en las zonas en que están ubicadas y ejerciendo una labor consistente para disminuir los residuos. “Con esa base, estamos trabajando en los documentos gremiales que reforzarán el compromiso de nuestros socios con la ética y las buenas prácticas productivas, ambientales y laborales”, manifestaron.

  • Reducción de antibióticos

A pesar de que los logros obtenidos en las materias antes mencionadas, para la industria chilena del salmón un tema siempre pendiente y por el cual ha sido constantemente cuestionada tiene que ver con el uso de antibióticos, los que son utilizados, principalmente, para combatir SRS, la enfermedad bacteriana con mayor impacto en el sector.

El año pasado, SalmonChile decidió dar un paso decisivo para abordar este problema, estableciendo un acuerdo con el Monterey Bay Aquarium (MBA) de Estados Unidos, bajo el cual la industria se comprometió a reducir, con plazo al 2025, en un 50% el consumo de estos fármacos. El anhelo final es conseguir que el salmón nacional alcance la recomendación de “Buena Alternativa” del programa Seafood Watch del MBA.

Según lo que se ha informado, el país va bastante bien encaminado en cuanto a la persecución de esta meta. Se ha avanzado en investigación y desarrollo en torno a las enfermedades que atacan al salmón y también en terapias alternativas. De igual forma, se ha buscado integrar diversos productos y servicios que, de manera complementaria, puedan ayudar a tener mejores ciclos productivos. Pero, por sobre todo, se ha creado un clima de cooperación donde constantemente se comparte información que pueda ayudar a la industria en su conjunto.

Es así como hoy “el proyecto se encuentra ad portas de lanzar el primer informe independiente del MBA con el análisis de la información, lo que marcará la ruta de los cinco años siguientes”, cuenta Ximena Rojas. La ejecutiva añade que, “ciertamente, creemos que la meta es posible de lograr”.

De acuerdo con la profesional, las tendencias conocidas dan cuenta de una importante caída en el uso de antibióticos desde el 2015 a la fecha y un desacople con el volumen producido a partir del 2017. En efecto, el 2018 se registró una caída de 24% en el uso de antibióticos respecto de la biomasa de salmón (ICA), según un informe del Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura (Sernapesca) y, al cierre del 2019, se informó preliminarmente  una reducción adicional del 16% de dicho indicador.

“Lo anterior no es casualidad; existe un trabajo consciente de toda la industria, las autoridades y la academia en investigación, desarrollo, innovación, regulación y traspaso de mejoras prácticas que posibiliten esta reducción. Los ejemplos son muchos. Está el Programa para la Gestión Sanitaria de la Acuicultura (PGSA), el Proyecto Pincoy, el acuerdo con el MBA, los avances en genética de salmones, los progresos en nuevos componentes de los alimentos y  las dietas, las iniciativas del regulador que incentivan la reducción del uso de antibióticos, mejores prácticas y una larga lista de avances que nos dan pie para mirar con confianza la meta, en la medida que todos sigamos trabajando con el mismo esfuerzo”, complementa la representante de Intesal.

  • ¿Dónde se requiere avanzar?

En cuanto a los desafíos pendientes, se dice que el efecto sobre los fondos marinos es un foco del cual hay que seguir preocupándose. “En Chile tenemos una estricta regulación ambiental que garantiza que sólo podemos producir en áreas que presentan las condiciones adecuadas para ello. No obstante, se han realizado y seguimos estimulando investigación en esta materia, para determinar el impacto real sobre el fondo y con ello actuar. Hasta el momento, los estudios disponibles acotan el impacto a un área reducida, que es la que se encuentra justo debajo de las jaulas”, dice Ximena Rojas.

La ejecutiva acota que “además, estamos trabajando en la eficiencia. Los nuevos sistemas de alimentación que involucran el uso de cámaras, equipos doppler, algoritmos de decisión e inteligencia artificial, están logrando que el factor de conversión sea de 1,2 Kg de alimento para que el salmón crezca 1 Kg. Para tener una referencia del nivel de eficiencia que esto implica, en la cría de un vacuno se necesitan más de 6 kg de alimento para que crezca 1 kg. Todo lo anterior, se traduce en que trabajamos continuamente en prevención, innovación e investigación para disminuir cualquier externalidad negativa, aplicando nuevas tecnologías y poniendo a la ciencia en el centro de nuestro quehacer ambiental”.

El consultor acuícola y director de ORBE XXI, Adolfo Alvial, opina que “el conocimiento del entorno ambiental y el desarrollo de sistemas integrados útiles para una gestión efectiva y sostenible de la producción es fundamental. Hay pasos en esa dirección que están dando empresas proveedoras nacionales que deben acelerarse y esfuerzos de mayor escala a cargo de universidades e institutos científicos que deben mostrar sus resultados y aplicaciones”.

Por otro lado, “el tema de la determinación de la capacidad carga de los cuerpos de agua, con modelos concretos y ajustables a las diversas condiciones deben comenzar a mostrar resultados. Sin duda la protección de los fondos marinos es un gran tema y debe encaminarse hacia el impacto cero”. A juicio del ejecutivo, se debe avanzar en este aspecto ya que la industria se enfrentará más pronto que tarde con la competencia de sistemas de cultivo que sí podrán controlar las descargas indeseables, como la producción bajo sistemas de recirculación de aguas (RAS) y los estanques flotantes costeros, entre otros.

Por su parte, la investigadora de la Universidad Austral de Chile (UACh), Sandra Marín, comenta que “la industria debería avanzar a un manejo del medio ambiente de manera más integrado. El manejo sanitario ha avanzado en esa línea (con los programas coordinados por ACS) porque se reconoce que las acciones de cada centro pueden influenciar el desempeño sanitario de otro».

«En este mismo sentido, la industria debería plantearse estrategias conjuntas que se hagan cargo de las particularidades de cada área y las capacidades de carga ecológica que estas áreas tienen, especialmente porque la disponibilidad de espacio para la expansión está cada vez más limitada”, indicó.

Respecto de la protección del fondo marino, la académica sostiene que “hay varias iniciativas y hay que evaluarlas en los diferentes ambientes en los que se desarrolla la salmonicultura. Yo no me encuentro en posición de recomendar una u otra tecnología; solo puedo indicar que al escoger una opción pueda hacerse con suficiente base científica y ser riguroso en su evaluación in situ, compartir los resultados para hacer el proceso de búsqueda de opciones más efectivo y aprender de los procesos que se van implementando. Todo esto, considerando las limitaciones que la regulación impone”.

  • Innovación colaborativa

Para Adolfo Alvial, la integración de la ciencia, tecnología e innovación en la industria será indispensable para una operación más sustentable. “Se necesitan más espacios de interacción, más transparencia en compartir información y abrir los desafíos para quienes están en capacidad de generar conocimientos y aplicaciones para superarlos”. Añade que “la innovación colaborativa es fundamental, dada la complejidad de los desafíos que hoy tiene la industria y los que se avizoran, especialmente durante y después de esta pandemia. No obstante, si no conversamos, si cada uno se aísla en su problema o en sus capacidades, las soluciones no se construyen. Por eso creamos el Club Innovación Acuícola –que se fundó el año pasado– en un intento por abrir un espacio más relajado y de acercamiento y colaboración gradual”.